3.22.2014

El Glamour Francés...

A pesar de la escasez de materia prima y la legislación severa por parte de los gobiernos, las francesas estaban dispuestas a mantener su reputación de mujeres mejor vestidas del mundo, incluso durante la segunda guerra mundial. A pesar de todos los conflictos por los que se pasaba, desarrollaron un estilo extraordinariamente extravagante para demostrar su independencia. En el resto del mundo las mujeres creían que su deber era vestirse con modestia y sobriedad, las francesas pusieron sus cartas sobre la mesa y empezaron a utilizar los labios de rojo oscuro y los vestidos de colores vivos en azul, blanco y rojo. En comparación con la incomparable elegancia de los años 30`s la moda se llevo durante la ocupación y pecaba de falta de espontaneidad. Todo parecía calculado y en realidad lo era; ya que los pañuelos de seda multicolor se convertían en faldas campesinas o turbantes o bien se cosían a trajes y pantalones como si fueran remiendos, aunque no tanto para disimular el desgaste de la ropa, sino por pura coquetería. Los sombreros y zapatos; crecieron a lo alto; las mujeres intentaban mantener el equilibrio sobre plataformas y cuñas de madera y corcho, al tiempo que hacían malabarismo en la cabeza con todo tipo de engendros recargados de cualquier material; como papel de periódico con velo, flores, terciopelo o plumas, los sombreros fueron el único accesorio que no sufrió restricciones en cuanto al material. Entre el sombrero exagerado y el calzado macizo, casi no se reparaba en el cuerpo, ya que la figura era muy delgada y la escasa ropa que lo cubría era de seda cruda. Este hecho fue un escándalo ya que durante esta época se llevaba el rayón y las fibras sintéticas. Lucien Lelong; era el presidente del sindicato de la cámara de la costura, entre1936-46, tuvo que hacer gala de sus cortes de persuasión para salvar la industria de lujo en París, contaba con la ayuda de las francesas ya que demostraban que podían hacer mucho más que las mujeres de otros países. Lelong consiguió salvar también su propia casa de modas, así como también negociar ciertas garantías para la alta costura, lo que permitió la supervivencia de muchas otras empresas dedicadas a la alta costura, como Lanvin, Fathy Rochas. Las creaciones de Lelong ganaron una gran reputación por su elegancia y consiguió una gran relevancia durante la guerra al asegurar la continuidad de la alta costura. En 1942 las colecciones de primavera se presentaron en Lyon; que era la zona de libre comercio y estaba abierta a los suizos, españoles, además de los alemanes e italianos. Las modistas no disponían de cantidades de telas ilimitadas, así que los franceses utilizaron tanto material como les fue posible, para que no les quedara nada a los alemanes. Los diseñadores tampoco se quedaron cortos en cuanto a mano de obra ya que cuanto más personal necesite menos gente podía ser movilizada. Esta es la razón de que la extravagancia reinara en París, mientras el resto del mundo se apretará el cinturón. En Alemania las mujeres seguían un aspecto atractivo y limpio, pero también modesto y virtuoso, eso significaba nada de joyas, ni pieles y sobretodo nada de maquillaje. En Inglaterra el racionamiento se obligó a decretar en 1941 normas como cantidad de tela por prenda, largo y ancho máximo de faldas, número máximo de pliegues, botones y complementos, etc. Los bolsillos plaque, así como bolsillos de cartera y pinzas estaban prohibidos todo ello en un intento de ahorrar tela. La seda era tabú para la población civil ya que estaba reservada para la aplicación de paracaídas, por eso se consideraba una deliciosa frivolidad hacerse ropa interior con los restos de los paracaídas. Las restricciones imperantes de EE.UU. no eran tan estrictas como en Gran Bretaña, pero la gran presión moral sobre las mujeres era igual de fuerte. En los países afectados por la guerra las mujeres aprendieron a sacar el mejor partido de lo que estaba a su alcance.